El duelo ha tomado distintas formas en cada territorio. En María La Baja, Mahates y Cartagena, jóvenes afrodescendientes, mujeres campesinas y portadores de saberes realizaron coreografías donde abordaron los temas del despojo, el desplazamiento y la incansable búsqueda de personas desaparecidas de su comunidad.
Huellas que persisten, caminos que resisten narra cómo un hombre, perdido en su propia tierra, busca a los suyos, cuenta muertos y observa aterrado, junto a su comunidad, la tragedia del conflicto. Al tiempo, una joven recorre angustiada una casa y una mujer le canta sobre cómo le arrebataron la tranquilidad a su comunidad.
Esta obra se hizo en el marco de la propuesta Memoria y Piel, una iniciativa de la Corporación Cultural Atabaques, desarrollada para Verdad Poética, un proyecto de la Estrategia Artística y Cultural de la Comisión de la Verdad.