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Activaciones

Artísticas y Culturales

Este espacio reúne una selección de piezas del enorme corpus de proyectos culturales y artísticos realizados por la Comisión de la Verdad junto a artistas, comunidades y procesos sociales y comunitarios, quienes han propuesto, desde sus quehaceres y experiencias, relatos simbólicos del conflicto armado interno. Seguir leyendo.

Las distintas piezas revelan que el arte y la cultura pueden ser una forma de resistencia, denuncia, testimonio y expresión individual y colectiva, que permiten visibilizar hechos concretos o realidades complejas de nuestro país; incluso, pueden establecer y recomponer lazos y vínculos humanos en medio o a raíz de la violencia.

Las obras y proyectos culturales aquí contenidos abarcan temas transversales como la importancia de posicionar la verdad; la necesidad de revisar la historia y traerla a nuestro presente para acceder a esa verdad; hacernos la pregunta sobre cómo recordar el pasado doloroso, y resituar el valor de los pueblos étnicos y sus saberes culturales.

De Igual forma, incluyen los conceptos de territorio y arraigo para comprender nuestra diversidad cultural, la infancia y la guerra, la resistencia y la búsqueda de caminos para sanar, comprender y resignificar el dolor. Al hacer clic en cada uno de estos temas, el usuario podrá acceder al conjunto de obras que hace referencia a estos conceptos.

Por otro lado, este espacio también propone un recorrido sensorial desde los distintos formatos que los artistas y comunidades usaron en cada uno de los proyectos.

Por ello, en esta arquitectura digital, el usuario podrá encontrar una diversidad de piezas audiovisuales, sonoras, gráficas y proyectos multiformato; y desde esas categorías, podrá hacer búsquedas, crear rutas propias, descargar y compartir contenidos.

En el marco del Legado de la Comisión de la Verdad, la creación artística se ha revelado como una forma de pensamiento y acción; quizás, ha sido la herramienta más poderosa para tejer puentes de diálogo y hacer crecer nuevas esperanzas.

Trazamos algunas líneas de interpretación, entre muchas otras asociaciones posibles, estas ofrecen un paisaje tan diverso como complejo, en el que los relatos, los lugares y las voces hacen eco entre sí, recordándonos que la historia es compartida, así como el deseo de cambiarla.

Para la Comisión, posicionar la verdad como un tema permanente de reflexión ha involucrado la activación de escenarios y espacios donde el encuentro, la conversación y el debate pudieran tener lugar, más allá del miedo, los estereotipos o la polaridad.

Reconocer una voz, sentarse frente a frente, hablar de lo silenciado, entender el conflicto desde otras perspectivas, decir con el canto, con poemas y versos son acciones posibles en un país dispuesto a escuchar.

Con el pasar de los años y las décadas, el conflicto en Colombia adquirió tal complejidad que tal vez tendríamos que retroceder más de una centuria para desentrañar sus inicios.

Mientras más facetas del prisma de la historia se revelan, a través de testimonios, archivos y hallazgos, es posible alcanzar una mejor comprensión sobre un fenómeno que a veces parece unidimensional. Adentrarse en él es el reto para afrontar el futuro.

En Colombia son muchas las generaciones que han nacido y crecido en medio del conflicto armado. La voz de la infancia narra vívidamente las experiencias sobre el reclutamiento infantil, el abandono y la fractura familiar durante la guerra, que afectaron las vidas de muchos, hasta su adultez.

El conflicto armado marcó de manera radical los caminos de Colombia; acercarse a las historias de vida de quiénes han comenzado de nuevo, crea el tejido para comprender a todo un territorio.

La Comisión, con sus once regionales, incluyendo a los pueblos étnicos y un eje macro internacional, emprendió junto con las comunidades la construcción de Caminos de diálogos y escucha , un proceso colectivo de reconocimiento que resignifica el territorio para una nueva siembra.

Reconocer las identidades culturales y dar cabida a la participación de los pueblos étnicos de Colombia, contribuye al proceso de reparación de estas comunidades.

El conflicto atravesó con fuerza territorios originarios, trajo consigo migración y despojo, mientras valles y serranías sagradas se convertían en centros de operación, abastecimiento y enfrentamiento.

El restablecimiento de una paz duradera es vital para que las comunidades indígenas, rom, palenqueras y negras, puedan regresar a sus tierras y salvaguardar sus saberes, tradiciones y cultura.

Quizás muchas preguntas atravesaron la mente de quienes, tras décadas de guardar silencio, compartían por primera vez sus testimonios con la Comisión de la Verdad; sin embargo, una de ellas: ¿Cómo recordar? es quizás la que perdura.

Volver sobre el pasado, tramitar el dolor y rehacer la vida, requiere de grandes esfuerzos y de un acompañamiento que abrace, acoja y sustente el camino que apenas se emprende.

Tras el Acuerdo de Paz, para algunos fue posible retornar a sus tierras y al lugar de origen, para otros, el comienzo ocurrió lejos de casa, en una gran ciudad o en el exilio.

Articular pasado, presente y futuro es un paso necesario para quienes han vivido el conflicto y un proceso en el que la familia, la comunidad, la tierra, las creencias o los saberes, son los lazos vitales necesarios para resignificar la pérdida y la deriva.

Los testimonios de resistencia, muestran el gran poder de la juntanza, lo colectivo y las tradiciones para transformar el entorno cotidiano y lograr rehacer el hogar en cualquier lugar.

En esta oportunidad histórica y en su encuentro con la reconciliación, Colombia empieza a soñar una paz duradera.

La sanación es un reto para comunidades enteras, las cuales, a través de la reunión, sus tradiciones ancestrales, el arte y muchas veces, tan simple como parece, con su presencia han logrado resignificar sus experiencias, promoviendo una cultura que privilegia la salida pacífica al conflicto.

La voluntad y el deseo de reconstrucción son poderosos motores para sobrepasar las huellas de dolor, el rencor, la ira o el miedo que deja la guerra.

Serán las nuevas generaciones las que con su compromiso ayudarán a sostener dicho proceso. Para muchos, la búsqueda de formas para sanar, comprender y resignificar el dolor toma toda una vida. Cerrar

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Artísticas y Culturales

Este espacio reúne una selección de piezas del enorme corpus de proyectos culturales y artísticos realizados por la Comisión de la Verdad junto a artistas, comunidades y procesos sociales y comunitarios, quienes han propuesto, desde sus quehaceres y experiencias, relatos simbólicos del conflicto armado interno.

Las distintas piezas revelan que el arte y la cultura pueden ser una forma de resistencia, denuncia, testimonio y expresión individual y colectiva, que permiten visibilizar hechos concretos o realidades complejas de nuestro país; incluso, pueden establecer y recomponer lazos y vínculos humanos en medio o a raíz de la violencia

Las obras y proyectos culturales aquí contenidos abarcan temas transversales como la importancia de posicionar la verdad; la necesidad de revisar la historia y traerla a nuestro presente para acceder a esa verdad; hacernos la pregunta sobre cómo recordar el pasado doloroso, y resituar el valor de los pueblos étnicos y sus saberes culturales.

De Igual forma, incluyen los conceptos de territorio y arraigo para comprender nuestra diversidad cultural, la infancia y la guerra, la resistencia y la búsqueda de caminos para sanar, comprender y resignificar el dolor. Al hacer clic en cada uno de estos temas, el usuario podrá acceder al conjunto de obras que hace referencia a estos conceptos.

Por otro lado, este espacio también propone un recorrido sensorial desde los distintos formatos que los artistas y comunidades usaron en cada uno de los proyectos.

Por ello, en esta arquitectura digital, el usuario podrá encontrar una diversidad de piezas audiovisuales, sonoras, gráficas y proyectos multiformato; y desde esas categorías, podrá hacer búsquedas, crear rutas propias, descargar y compartir contenidos.

En el marco del Legado de la Comisión de la Verdad, la creación artística se ha revelado como una forma de pensamiento y acción; quizás, ha sido la herramienta más poderosa para tejer puentes de diálogo y hacer crecer nuevas esperanzas.

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