Entre 1948 y 1957, los Pájaros dejaron una estela de violencia marcada por altas dosis de sevicia: asesinatos, masacres, amenazas, torturas, violaciones sexuales, desapariciones, robo y destrucción de propiedades. Las principales víctimas fueron campesinos liberales, obreros, sindicalistas y militantes comunistas, pero también indígenas que luchaban por tierra y autonomía.
Los Pájaros contaron con el apoyo de algunos hacendados, ganaderos e industriales, así como de sectores de la Policía, autoridades oficiales locales y la Iglesia. Los integrantes de los Pájaros no provenían de las clases sociales campesinas, sino que en su mayoría eran funcionarios, propietarios de negocios y tierras e incluso eclesiásticos, lo que les otorgaba un cierto estatus económico y social. Estas profesiones u oficios no sólo les permitían tener recursos y tiempo libre para actuar, sino también relacionarse con gran cantidad de personas y recoger información sobre sus víctimas.