Las acciones que venían realizando las guerrillas como toma de poblados, el uso de armas no convencionales que afectaron a la población como cilindros bombas, minas antipersonales que localizaron en lugares cercanos a los corregimientos, como en Michoahumado en el municipio de Morales, violaciones a mujeres y otras formas de violencia de género, el aumento del secuestro, extorsiones y la coacción para impedir la participación en cargos de elección popular, generaron una pérdida importante de su legitimidad social, en el contexto de democratización generado por la constitución del 1991.