El exilio es sinónimo de ruptura. Se rompe con la persona que eras, con la labor que le daba sentido a la vida, con las redes que te sostenían y con quien se compartía lo valioso en la vida. El exilio es extrañar permanente lo que no volverá. El cuerpo está en otro lugar, pero el alma sigue en Colombia. Nunca se deja de estar con la familia, los amigos, los compañeros o con la comunidad a la que intentabas proteger o hacer visible. El país se lleva dentro así debas estar lejos.