La memoria y la palabra de las y los mayores, es un camino que forja los procesos de resistencia, es una lucha que está enraizada en la historia, desde esos lugares las mujeres han cimentado la permanencia de los pueblos, como dadoras de vida, como cuidadoras de familia, con su fuerza espiritual y con su participación en el ejercicio de la gobernabilidad.
La guerra las ha impactado de forma directa, les ha quitado sus hijos, sus compañeros, sus propias vidas, por eso insisten en que no quieren parir hijos para la guerra, porque el conflicto armado interno persiste en sus territorios. Es necesario reconocer el rol de la mujer al interior de sus pueblos, como defensoras de sus hijos, como legatarias de saberes para las nuevas generaciones, como gestoras de sanación en sus espacios sagrados y sus aportes en los procesos organizativos desde la unidad.