Todos los actores armados fueron responsables, en diferente medida, de la vinculación de niñas, niños y adolescentes a la guerra. Al ser reclutados, estuvieron en riesgo de muerte, enfermedad y castigos. Algunos intentaron fugarse a pesar de las retaliaciones del grupo, otros fueron recuperados por la fuerza pública en medio de combates, varios de los cuales fueron utilizados para el desarrollo de operativos militares. De 1999 a 2021, el programa especializado del ICBF atendió a 6.992 personas menores de 18 años desvinculadas. Fue el caso de Robinson, reclutado con 15 años en Mesetas, Meta.