Los jóvenes tienen preocupaciones sobre los lugares en los que viven y algunos se transforman en líderes. En zonas que el conflicto ha devastado, las y los jóvenes hacen memoria e intentan resignificar su territorio para superar los estragos de la guerra. Este es el caso de Mirella, quien a sus 17 años se propuso recuperar la memoria histórica de su comunidad, en Santa Lucía, corregimiento de Simití, Bolívar, para que la violencia que vivieron sus padres no se repita.