El caso del cacao es ilustrativo del impacto del monocultivo de la caña sobre las comunidades campesinas y afrodescendientes. Debido a la crisis, algunos campesinos afrodescendientes intentaron cultivar caña para los ingenios accediendo a créditos bancarios, pero no pudieron pagarlos y terminaron perdiendo la tierra.
La sustitución del cacao por caña fue un revés para la economía local que ocupaba la mano de obra esclavizada liberada y no se insertó en las dinámicas de las haciendas. También truncó el ascenso social y económico de una pequeña élite negra que se estaba configurando con el comercio de cacao e impidió el afianzamiento de sistemas productivos locales que pudieron contribuir al desarrollo económico y la soberanía alimentaria de las comunidades afrodescendientes.