Los pueblos indígenas se consideran protectores del Caribe, velan por los mares, selvas, ríos. Se reconocen como hijos de la sierra y la sabana, son pueblos de agua y viento, tierra y árbol.
La riqueza y la diversidad del territorio han atraído la atención de diferentes actores, algunos de ellos armados: fuerza pública, guerrillas, paramilitares, quienes han ejercido acciones violentas para favorecer intereses políticos y económicos, generando violaciones graves de los derechos humanos individuales y colectivos, con divisiones políticas al interior de las comunidades y pueblos. Rupturas en las dinámicas culturales, asesinato a líderes, desarraigo físico y cultural causado por el desplazamiento forzado, hechos victimizantes contra niñas, niños, jóvenes y mujeres indígenas y destrucción a los lugares sagrados.
Los pueblos siguen resistiendo a las afectaciones históricas, confían en el cese a la violencia y en que sus vidas y sus territorios puedan continuar en armonía con los sueños de una Colombia en paz.