Las violencias contra los pueblos indígenas en esta región se han agudizado por el control que ejercen los grupos armados sobre sus riquezas, estableciendo corredores asociados con diferentes actividades del narcotráfico. Según la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas, entre 1985 y 2020, en Antioquia, Caldas, Cauca, Huila, Quindío, Risaralda, Tolima y Valle del Cauca se reportaron 80.555 casos de hechos victimizantes a pueblos indígenas.
El continuum de violencias ha hecho que en sus raíces se generen fuertes procesos de resistencia para la defensa de sus derechos individuales, colectivos y territoriales en una lucha permanente por la pervivencia y re-existencia de sus pueblos, exigiendo que cese la violencia en sus espacios de vida.