Además de ocupar y destruir instituciones educativas, los grupos armados también fundaron colegios propios buscando legitimidad social y adoctrinar y controlar a la población. Fue el caso del Liceo Villanueva, fundado por Fidel Castaño en 1988, donde los paramilitares impusieron una férrea disciplina y alinearon los contenidos educativos con sus posiciones ideológicas. Así lo narra Elena, testigo de estos hechos en Valencia, Córdoba, a sus 15 años.