En el marco del conflicto armado, la cordillera Central y el Cañón de Las Hermosas se han constituido como un corredor estratégico para la conexión entre diferentes departamentos: Cauca, Valle del Cauca, Huila y Tolima.
Esta región la habitan campesinos, afrocolombianos e indígenas de los pueblos Pijao (Tolima) y Nasa (Cauca y Valle del Cauca) y se encuentra el Parque Nacional Natural Las Hermosas.
A excepción de la Kumpania de Sampúes (Sucre), todas las Kumpañy y Organizaciones recorrían municipios de este corredor, específicamente las Kumpañy de Cúcuta, Envigado, Girón, Pasto, Sabanalarga, Sahagún, San Pelayo, Tolima y las organizaciones Prorrom y Unión Romaní de Bogotá.
Este corredor es considerado el lugar de nacimiento de las FARC, a raíz de la violencia bipartidista y la necesidad de una reforma agraria para la distribución equitativa de la tierra. En 1966, el Comando Conjunto Central de las FARC tuvo una marcada presencia al sur del Tolima. Desde su llegada a la región, incentivó la siembra de la amapola y se convirtió en un agente regulador de las economías ilícitas.
Las FARC integraron en su política de financiamiento el cobro de extorsiones a instituciones privadas y públicas, como la Empresa de Energía del Pacífico S. A. y la Entidad Prestadora de Salud (EPS) Pijaos Salud.
En 1999, se dio la incursión paramilitar, con el objetivo de disputar las rentas de la cadena de valor del narcotráfico y frenar las extorsiones a por parte de la guerrilla. Durante estos años, organizaciones como el Cartel del Norte del Valle hicieron presencia en la región para lavar dinero por medio de la compra de tierras.
Entre 2006 y 2013, el conflicto armado en la región estuvo motivado por la defensa del territorio de las comunidades campesinas e indígenas pijao del Cañón de Las Hermosas, que denunciaron las vulneraciones a sus derechos y los daños causados por la construcción de la Central Hidroeléctrica Río Amoyá-La Esperanza, por parte de la empresa colombiana Isagen, lo que les implicó amenazas de las Águilas Negras.