Alix, exmilitante del M-19, decidió apostarle a la transformación del país por medio del trabajo comunitario.
Su dolor más grande fue el de haber decidido ser madre sin dejar de lado la lucha armada, especialmente por todas las secuelas que esto ha dejado en su hija.
Hoy trabaja para que sea reconocido el trabajo de las mujeres que después de su desmovilización se han dedicado a respetar y a hacer cumplir los Acuerdos de Paz firmados con el Gobierno colombiano.